Él.


Supongo que esto es así, te pasas años sin querer saber nada sobre el amor y de repente te encuentras a la 1:45 de la madrugada escuchando canciones, que si te descuidas, pueden causarte hasta diabetes.

Lo peor es que con esto de los veintitantos ya de nada sirve el autoengaño, así que sonrío para mis adentros y me dejo llevar. No es amor, pero que más da...es aún mejor.
Sólo sé que quiero sentir, y que cuando estoy con él todo es más fácil. No sé si esto durará mucho pero tampoco me importa, me gusta así, libre e independiente.

Puede que me equivoque y que yo sólo sea su pasatiempo, ya ves...tengo la manía de ponerme siempre en el peor de los casos. Pero no me culpo, tengo mis razones y la desconfianza es sin duda mi mayor enemiga.

Mientras tanto aquí estoy, escribiendo textos mediocres preguntándome si algún día volveré a ver el mundo como un lugar en el que merezca la pena vivir. Pero hasta que lo averigüe, seguiré con la cabeza bien alta, luchando por los que quiero y dejando a un lado los problemas innecesarios.

Ya esta bien de arrastrar tanta mierda del pasado, simplemente me he cansado. Buscaré y cuidaré lo que me haga feliz, pero tampoco lloraré si alguien decide apartarse de mi lado. Y es que si la vida es un cambio constante, habrá que adaptarse.

Y bueno en cuanto a él, simplemente quiero que esté bien, porque me encanta y quiero que me siga encantando. Porque ya sea conmigo o sin mi, se merece ser feliz. Se merece todo porque aunque sólo fuese por una noche, me hizo sonreír.


No hay comentarios:

Publicar un comentario