Cuando una mente sensata se vuelve completamente enfermiza,
los sueños ya no son sueños, si no atisbos de la realidad que la envuelve…
y quema, te quema hasta los huesos de
las muñecas, haciendo temblar tus manos justo cuando consigues sostener un
trozo de cordura.
Y te suspende en un estado de paranoia del que te vuelves
adicto, pues sabes que jamás estarás tan lejos de la realidad, y al mismo
tiempo tan cerca de esa verdad que todos buscan.
Aunque me desprenderé de mis recuerdos, coseré todos ellos
con el hilo de las Parcas, creando una constelación en el firmamento que me
recuerde cada noche al contemplarla, lo que fui y lo que pude llegar a ser.
No permitas que continúen decidiendo tu destino, pero recuerda…todo
tiene un precio, incluso la imaginación.