Ella.

El humo sale lentamente por mi boca, roza mis labios, alzo la cabeza y veo como se difumina por encima de mi. Tan despacio, de una forma tan mística y elegante que poco a poco, puedo ver como crea formas imposibles en mi imaginación.
Desfile de damas vestidas de blanco, que me sonríen y me incitan al olvido.
El tiempo se detiene, la música me atrapa, se eriza mi piel, las manos me fallan, y mis pensamientos provocan a cada uno de mis recuerdos. Me pierdo en cada momento, todo es posible y por un instante...me siento invencible.

Mis ojos rojos, pero sin lágrimas, pienso que entonces no debe de ser tan malo perderse en su magia.
Envuelta en su trampa, mis pupilas se dilatan, mis párpados se cansan, mi cuerpo se relaja, arden mis mejillas y la luz...me delata.
Arrastrándome hacia los brazos de Morfeo, me recuerdo que siempre permaneceré anclada a esta tierra, como ella. Amada y rechazada, temida y admirada, cuidada y...olvidada.



2 comentarios:

  1. Es una bonita sensación, que al menos yo conseguí adquirir sin necesidad de tener nada entre los dedos.
    Un abrazo!

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    1. jajaja sí, es incluso mejor cuando se tiene sin tener eso entre los dedos, estoy de acuerdo. Nada mejor que la imaginación innata. un abrazo ;)

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